Didáctica de la Filosofía

Mayo del 2008


Publicado el 10 de Mayo, 2008, 0:35

Platón para niños
Sergio Correa
Sergio Correa
BBC Mundo, Alemania

Afiche del programa de filosofía
El programa de televisión "Próxima parada:...", quiere volver a ese punto privilegiado y ayudar a que los próximos Kants y Hegels.

Mucho se ha hablado de que los filósofos son una suerte de niños barbados e intensivos que siguen fustigando a sus contemporáneos con preguntas infantiles de inútil o imposible resolución.
Pero hasta ahora los adultos parecían haberse olvidado que de niños fueron bastante listos y que por lo menos se daban cuenta de lo que no entendían.
Ahora en Alemania, un programa de televisión quiere volver a ese punto privilegiado y ayudar a que los próximos Kants y Hegels no se queden solos con sus padres.
"Próxima parada:...",así se llama el programa del canal infantil alemán KIKA.
En un bus amarillo de dos pisos, dos muchachos viajan por Berlín acompañados del creador de la serie, el conocido moderador de televisión Gert Scobel, y se topan en las paradas, o en el mismo bus, con los problemas que arrecian la existencia de los hombres.
De viaje con Kant
Protagonistas del programa de filosofía
En Amor, los muchachos se encuentran en el bus con un investigador alemán que afirma que el ser humano se enamora mucho más fácilmente cuando está en una situación de peligro.
Para auxiliarlos, o para meterlos en problemas aún mayores, suben al bus Platón, Kant, Heidegger, Hegel, pero también científicos y pensadores surtidos.
Muerte, Amor, Miedo, el Mal, la Belleza son los corpulentos temas de los primeros capítulos de la serie y que figuran como destinos del bus.
En Amor, los muchachos se encuentran con un investigador alemán que afirma que el ser humano se enamora mucho más fácilmente cuando está en una situación de peligro.
Pronto sube Aristóteles al bus y declara que el amor entre amigos es el amor máximo, aún más allá que el amor de una pareja.
Luego una serie de dibujos animados ilustra algunas teorías del amor en varios filósofos, mientras que una niña de 9 años habla de su amor por un compañero de clases y su ostensivo fracaso.
"Más allá"
En el capítulo "Más Allá" está el tema de la muerte, guiada por Platón, que defiende la inmortalidad del alma.
Platón, filósofo griego
En el capítulo "Más Allá" está el tema de la muerte, guiada por Platón, que defiende la inmortalidad del alma.
Los niños ven las fiestas del día de los muertos en México, hablan con un profesor de química molecular que les explica cómo es que el cuerpo muere y hablan con dos niñas sobre cómo enfrentaron la muerte de su abuelo.
Al bus sube sólo quien quiera hablar directamente. Pensadores, filósofos y científicos alemanes discuten o explican directamente a los niños sus tesis, sin tecnicismos y en un tono informal.
No hay respuestas definitivas, sólo se trata de enfrentar a los temas con las muchas y variadas respuestas que los pensadores les han dado en el transcurso de la historia a niños que son poco o nada ayudados por sus mayores.
En los primeros ensayos los creadores de la serie se toparon con un problema inesperado: los niños se quejaron de que habían demasiadas ilustraciones y que lo que les interesaban era lo que decían los filósofos.
El programa ha tenido mucho éxito entre los niños de hasta 12 años, que son su objetivo y se planea hacer una nueva serie de capítulos. Los padres esperan impacientes y nerviosos.

Publicado el 8 de Mayo, 2008, 11:49

Sent: Friday, May 02, 2008 1:07 PM
Subject: José Pablo Feinmann
Entrevista de la semana
Queremos compartir con ustedes el video de la entrevista con José Pablo Feinmann: algo del detrás de la escena de este prestigioso filósofo, escritor y guionista de cine, que hoy enfrenta el desafío de abordar la filosofia en televisión. Su programa Filosofía aquí y ahora se emite los jueves a las 23:30 hs por Canal Encuentro

José Pablo Feinmann: Filosofía aquí y ahora

En general los filósofos han sido críticos de la televisión. Sin embargo, José Pablo Feinmann enfrenta el desafío de abordar esta disciplina en profundidad en su programa Filosofía aquí y ahora, que se emite los jueves a las 23:30 hs. por Canal Encuentro.

En este programa –que también cuenta con un visitadísimo minisitio y un foro en internet– Feinmann nos propone revisar las preguntas fundamentales de grandes pensadores, como Descartes, Kant, Hegel, Heidegger, Nietzsche, Marx o Sartre, y nos invita a utilizar la filosofía para pensar el presente.

En esta entrevista realizada para educ.ar cuenta algunas cosas de su vida más íntima, parte del detrás de escena de este prestigioso filósofo, escritor y guionista de cine.
Saludos cordiales,
Verónica Castro
verocastro@educ.gov.ar
Tel.: 5129-6500 / Directo: 5129-6539

Publicado el 4 de Mayo, 2008, 2:00

-Doctor Bunge, usted escribió un tratado de filosofía en ocho tomos [ Treatise on Basic Philosophy ] sin haber tomado una sola clase de esa materia. ¿Cómo se hace?

-Los profesores de la universidad son muy malos. Hay que evitarlos. De todas maneras, la transmisión del conocimiento filosófico es distinta de la de la química o la biología, que requieren laboratorios. En filosofía bastan los libros y las revistas, pero además es necesario el diálogo. Por eso, en el año 42, en la Universidad Obrera que yo había fundado, formé un pequeño seminario de filosofía con dos estudiantes. Discutimos el problema de la causalidad. Poco después armé un centro de discusiones filosóficas. Eramos un matemático, un médico, un biólogo, un químico, un estudiante de filosofía y yo. Nos suscribimos a seis revistas extranjeras, porque las investigaciones recientes figuran en revistas, no en libros.
Entrevista completa en:

Publicado el 4 de Mayo, 2008, 1:09

RAFAEL ARGULLOL
Platón 'low cost'
RAFAEL ARGULLOL 03/05/2008
El otro día un profesor de filosofía me comentó que proyectaba fragmentos de los Diálogos de Platón en la pantalla, a través del Power Point, con el propósito de que los estudiantes, confundiéndolos con imágenes, se entretuvieran leyéndolos. El pobre profesor, disculpándose, justificó el método: "Sólo se fijan en las imágenes". Naturalmente, a él mismo le parecía aberrante. Primero, porque así se descartaba la lectura directa de los libros, y en segundo lugar, porque como profesor de filosofía sabía a la perfección que si algo va directamente en contra del pensamiento platónico es la desecación de los conceptos en imágenes.
El joven profesor había advertido que su método encajaba con las tendencias de la Universidad actual
No tenía, por tanto, duda dicho profesor de que un redivivo Platón se pondría las manos en la cabeza al ver sus clases, si es que no la emprendía a bastonazos con el proyector de ídolos. De todos modos, hablando con más calma de esta innovadora didáctica, quedó claro que había otras razones que impulsaban al profesor, además de la confesa idolatría de los estudiantes, que no hacen sino trasladar a la Universidad la idolatría general.
Este profesor, joven y necesitado de promoción profesional, había advertido que su método encajaba con las tendencias y requisitos de la Universidad actual. Me dio detalladas explicaciones que ayudan a comprender el perfil del profesor en el inmediato futuro. Me enseñó, por ejemplo, unos formularios dedicados a la evaluación del profesorado en los que aparentemente el mérito mayor radicaba en la capacidad del docente para la renovación tecnológica, sin que la publicación de libros, y cosas así, pareciera tener la menor importancia. Nuestro profesor se había renovado tecnológicamente y soltaba pedazos del Fedro en la pantalla para ver si pillaba a los estudiantes.
Pero era evidente que, para sobrevivir en la Universidad, además de la renovación tecnológica, era necesario acumular grandes conocimientos sobre el lenguaje administrativo. La comprensión de los requisitos exigidos por las distintas administraciones -estatal, autonómicas y universitarias- ofrecía más obstáculos que los textos de Kant o Heidegger. Ningún ser ajeno a la Universidad podría entender el galimatías de validaciones, acreditaciones, habilitaciones y demás jerga que forma parte del universo mental del profesorado.
Supongo que, obligado por las circunstancias, el profesor de filosofía había luchado con los sucesivos boletines oficiales y se había convertido en un gran experto en galimatías. No sé si esta lucha a brazo partido con los textos sagrados de la burocracia había ido en detrimento de sus obligaciones para con Aristóteles o Nietzsche. Ni siquiera tuve que preguntárselo porque enseguida me aclaró que, en el momento de ser valorados sus méritos, el saber burocrático tendría tanta importancia, si no más, que el saber intelectual. Él no estaba de acuerdo, pero "las cosas son así", decía.
Tampoco era un gran amante de las reuniones y sin embargo iba a todas -"a todas", subrayaba- porque no podía permitirse el lujo de quedarse al margen del engranaje. Cierto que había un exceso de las reuniones en las que a menudo las disquisiciones eran mucho más oscuras y complejas que las de las teologías bizantinas. Pero no había más remedio que asistir porque las cosas eran así y, además, podían contar para el currículo.
No se detenían aquí las tribulaciones del joven profesor de filosofía, quien tenía poco tiempo para adentrarse en los vericuetos de Hegel o Kierkegaard porque tenía que buscar afanosamente revistas de impacto donde publicar papers ¿Qué diablos es todo eso?, preguntarán las almas poco avezadas en el actual espíritu universitario. Un paper es un escrito -valioso o no, depende- que un profesor escribe para que lo lean cuatro gatos de su gremio y, si puede ser, nadie más. Una revista de impacto es una revista especializada que puede tener o no valor científico -depende- y que con frecuencia, sobre todo en el ámbito de las humanidades, es un puro portavoz gremial. Publicar papers en revistas de impacto es el paraíso de quien aspira a hacer carrera universitaria. El aludido profesor de filosofía proclama que le gustaría escribir ensayos de otro tipo, más creativos, pero éstos contarían escasamente para el currículo. "Las cosas son así".
Como en los mejores relatos kafkianos, hay algo fatal en esta afirmación ¿Quiénes son los que hacen que las cosas sean así?, ¿los políticos?, ¿los pedagogos? ¿cerebros perezosos agazapados bajo el no menos kafkiano Proceso Bolonia? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Y menos este esforzado profesor de filosofía que corre inquieto de un lado para otro sin horas para dedicar a sus filósofos. Ahora una reunión; ahora un análisis hermenéutico del boletín oficial, ahora la persecución de revistas de impacto, ahora un toque de renovación tecnológica. Y al llegar a clase se pondrá a explicar el mito de la caverna con el Power Point, a sabiendas de que Platón lo hubiera suspendido sólo con verle hacer eso.