Didáctica de la Filosofía

Octubre del 2005


Publicado el 18 de Octubre, 2005, 19:25

14/10/05 - Publicación Nº338

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"Una mente educada es capaz de entretener un pensamiento, sin aceptarlo", escribió Aristóteles. ¿Qué quiso decir el filósofo con estas palabras? Que, tal como procuramos agasajar y entretener a los invitados que llegan a nuestra casa, lo mismo deberíamos hacer con las ideas que llegan a nuestra mente.

Aristóteles también nos advierte que -así como las visitas no se quedan a vivir en nuestra casa- los pensamientos tampoco deberían ser "aceptados" definitivamente en nuestra mente. Sin embargo, mientras permanezcan en ella, deberíamos ayudarles a que se sientan bien, como lo hacemos con nuestros invitados mientras están en nuestro hogar. En pocas palabras, Aristóteles nos recomienda ser buenos "anfitriones de ideas".

No hace falta asistir a un curso de organización de eventos, de ceremonial, ni de buenos modales para saber tratar a un invitado. Tampoco se precisa un entrenamiento especial para entretener una idea. Basta con seguir el mismo "ritual" que desplegamos frente a una visita. Para ser buenos "anfitriones", ante una idea...

... preparémonos para recibirla: si nuestra casa está desordenada, la limpiamos y acondicionamos antes que lleguen los invitados. Nosotros mismos nos vestimos para la ocasión y procuramos crear una impresión agradable. Para una nueva idea necesitamos prepararnos del mismo modo: tener cierto orden mental, hacer "limpieza" de pensamientos viejos y crear un ambiente acogedor para ella.

... démosle la bienvenida: cuando llega alguien a nuestra casa, hacemos algo para que no se quede parado, esperando, en silencio, o incómodo. Le invitamos a pasar, a sentarse, con una copa y un bocadillo, etc... Procuramos ser cálidos, hospitalarios y gentiles frente a las visitas. La misma actitud deberíamos tener frente a una idea: recibirla con algunas atenciones y agasajos. Si -en cambio- la recibimos con escepticismo, miedo, torpeza o indiferencia, no lograremos "entretenerla" por mucho tiempo y no alcanzaremos a analizarla con mayor profundidad.

... hagamos las presentaciones correspondientes: cuando organizamos una reunión o una fiesta, apenas llega un invitado le presentamos a las demás personas y procuramos que se integre con ellas, especialmente con quienes pudiera tener algo en común. Las nuevas ideas también deben ser relacionadas con otras, encontrando opciones para que se adapten e integren a las que estaban desde antes. Cuando Da Vinci tuvo su innovadora idea sobre el vuelo humano, seguramente le "presentó" a otras ideas de ingeniería y aerodinámica que ya tenía en su mente, para establecer conexiones. De la unión de todas esas ideas, surgieron sus conocidos diseños del paracaídas y del helicóptero.

... asegurémonos que se sienta cómoda: frente a un invitado, procuramos darle el sillón más confortable, la vajilla más delicada, la mejor bebida, etc... para que se sienta a gusto. A una nueva idea también deberíamos facilitarle comodidades y darle ciertos "privilegios": entre ellos, tiempo para permitir que repose; atención para que se desarrolle; información adicional para pulirla; etc...

... escuchemos y mostremos interés: a un invitado lo escuchamos, le formulamos preguntas, sacamos temas de conversación que pudieran interesarle, procuramos conocerle mejor, buscamos intereses, personas y lugares en común y le hacemos sentir importante para nosotros. Algo similar deberíamos hacer con una nueva idea: escucharla detenidamente; profundizar en ella; mostrar curiosidad; hacerle preguntas para saber más; darle prioridad; etc...

... concedámosle libertad y permitámosle "moverse": cuando -en una fiesta- presentamos un invitado a otro, no tratamos de controlar la dinámica del intercambio. Dos personas podrán no congeniar a los pocos segundos, o generar una amistad inmediatamente. Habrá invitados que se quedarán pegados a nosotros y quienes circularán solos buscando conocer nuevas personas. En una fiesta, pueden darse innumerables dinámicas... sobre las cuales no tenemos control. Sólo podemos crear las condiciones para que las personas pasen un buen momento: hacer presentaciones, sonreír, agregar comentarios, proponer alguna actividad, etc... pero debemos dejar que ellas se desenvuelvan libremente. Con las ideas ocurre lo mismo: podemos orientarlas en cierta dirección, pero debemos dejar que circulen libremente por nuestra mente y establezcan conexiones espontáneas, sin ser forzadas en un determinado sentido.

... démosle una segunda oportunidad: aunque un invitado no nos resulte agradable, no le echamos de nuestra casa. Por el contrario, tratamos de ser amables y de pasar juntos el mejor momento posible. También procuramos conocer otra veta de la persona, que nos lleve a cambiar de opinión y nos ayude a apreciarla más. Lo mismo deberíamos hacer con las nuevas ideas: aunque no nos agraden del todo en un primer momento, deberíamos hacer el esfuerzo de buscarles "el lado bueno" y jamás descartarlas de entrada, o juzgarlas prematuramente.

Ser buenos anfitriones en nuestro hogar es una señal de respeto, educación, cordialidad y espíritu amistoso. Ser buenos "anfitriones de ideas" es indicativo de una mente abierta, creativa y orientada al aprendizaje.

Aprendamos a "entretener" un pensamiento, tal como entretenemos a nuestros invitados. Esto es muy gratificante, porque si las ideas se "sienten bien" en nuestra mente, no querrán irse, invitarán a otras nuevas, generarán muchas relaciones y -como resultado- nuestra creatividad... estará de fiesta!

Publicado el 14 de Octubre, 2005, 18:48

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Filósofos que impulsan con energía la organización de la Olimpíada de Filosofía de la República Argentina. En el proyecto participan unos 1.000 alumnos de 17 provincias.

FABIAN VERA DEL BARCO Y PABLO PLAZA. LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ


Hacerse preguntas y desarrollar el espíritu crítico para poder generar una cosmovisión propia y, a la vez, transformar la realidad. Esas son las tareas fundamentales de la Filosofía, y las que Pablo Plaza y Fabián Vera del Barco proponen para trabajar con adolescentes. La respuesta que están obteniendo de parte de los chicos sorprende por su magnitud.
Ambos profesores impulsan con energía la organización de la Olimpíada de Filosofía de la República Argentina. En el proyecto participan unos 1.000 alumnos de EGB y Polimodal, de 150 escuelas, distribuidas en 17 provincias. A la instancia final, que se realizará en Tucumán el 2 de diciembre, llegarán unos 60 estudiantes de EGB y Polimodal.

- ¿Cómo nació el proyecto de la Olimpíada de Filosofía?
- Vera del Barco: A partir de una convocatoria del Ministerio de Educación de la Nación. En Tucumán, con un grupo de profesores de Filosofía, del nivel medio y de la Universidad, que ya veníamos trabajando desde el año pasado -con la preparación de jornadas, talleres y otras actividades- tomamos la convocatoria y ganamos el concurso.
- Plaza: La fuerza del proyecto nace de la vinculación entre gente de la UNT y del nivel medio. Nosotros veníamos de haber participado en una olimpíada anterior, en la cual los chicos tenían un manual para estudiar y después rendían contenidos conceptuales. Pero nosotros quisimos ir más allá de esa experiencia, y apuntar a que los chicos pudieran plantearse preguntas, hacer una investigación bibliográfica, cuestionar los textos que se le proponen y finalmente producir un texto propio.

- La Olimpíada tiene el objetivo de vincular a la universidad y al nivel medio. ¿Cómo surge esa necesidad?
- Vera del Barco: Una de las cosas que nos lleva a interesarnos por esta necesidad de articulación entre los dos niveles es un problema que vivimos en la Universidad, y que es el de los ingresantes. El bajo nivel y las dificultades con las que ingresan los chicos a la Universidad nos hablan del déficit de la escuela. Por eso nos interesó compartir experiencias con profesores del nivel medio, generar actividades conjuntas, como las jornadas, la presentación de libros y, ahora, el hecho de haber ganado un concurso nacional para coordinar en todo el país la Olimpíada de Filosofía.
Plaza: Por mi lado, porque percibo, desde hace unos años, que en las nuevas camadas de profesores de Filosofía hay un interés por enseñar en el nivel medio no como un lugar de paso, sino como un espacio para desarrollar una vida profesional. Justamente en eso está la fuerza del proyecto, en la participación de docentes de los dos niveles.

- ¿Cuál es el déficit con el que ingresan los alumnos a la universidad?
- Vera del Barco: Es muy amplio, desde cuestiones graves como falta de comprensión de texto o problemas de escritura, pero también de conocimientos básicos de las disciplinas. Muchas veces uno tiene que dar clases de Instrucción Cívica, o conceptos básicos de Historia o de Literatura. También existe una falta de acercamiento al libro, y a veces la misma universidad favorece esto, facilitando el uso de cuadernillos o de fotocopias. Por eso, en este espacio apuntamos a la importancia de que los chicos forjen su espíritu crítico.
Plaza: Los dos manuales para la Olimpíada no están pensados para que el chico se aprenda los textos y luego los repita, sino para que se acerquen a distintas posturas, desde Marx a Maritain, y que viva el proceso aprender a pensar. Usando la tradición filosófica, pero generando un pensamiento propio, y para eso les damos un abanico de posturas ideológicas.

- ¿Qué aspectos de la Filosofía trabajarán los chicos que presenten trabajos?
- Plaza: Se eligieron como temática los derechos humanos desde una mirada crítica. Se debatirá alrededor de tres lineamientos: Derechos Humanos y Persona, Derechos Humanos y Democracia y Derechos Humanos y Cultura.

- ¿Cómo creen que deben acceder los chicos a la Filosofía?
- Vera del Barco: Tratamos de evitar dos vicios, por un lado, evitar creer que sólo leyendo se puede comprender o hacer Filosofía. Ese extremo del conceptualismo o de la erudición, es nocivo en la etapa de formación e incluso en el nivel universitario. El otro extremo es creer que basta con un cierto talento para la argumentación o para la interpretación de las cuestiones cotidianas. Sí, se requiere un conocimiento de la tradición y de los clásicos, pero el conocimiento no está en el libro, sino que el libro transmite un mundo de ideas, que permite empezar a cuestionarse.
- Plaza: Debe ser un espacio de generación de sentido, en el que se debaten cuestiones como la persona, el bien, el mal, los derechos humanos, la ciencia... pero el objetivo no debe ser la reproducción de contenidos, sino que el chico, en esa discusión, pueda generar su cosmovisión subjetiva.